viernes, 6 de marzo de 2015

CURSO 2014-15 Mi estancia en Rotterdam. Holanda. Por Kevin Cuñas.




Si mi memoria y el paso del tiempo, cosas que son traicioneras, no me fallan, aquí va mi experiencia, tanto laboral como personal. El día anterior empezó el agobio, estaba con mi novia y mi madre preparando mi maleta, me había despedido de mis colegas, de mis amigos, de mi gente, profesores, compañeros de agrupaciones musicales, exactamente un coro y mi banda de rock and roll. Me daba pena alejarme de ellos, pero era algo más que necesario, de todas maneras, tienes dos opciones a la hora de hacer esto, una oportunidad como esta requiere mucho sacrificio, sobretodo el sentimental si estás muy apegado a tu familia y amigos solo existen dos opciones, echarle pelotas y hacerlo o no hacerlo, yo opté por la primera, y decidí hacerlo, pero no tenía claro ni mentalizado todavía el hecho de saber que iba a haber ese pequeño sacrificio.

Todo empezó un dos de octubre, en el momento en el que Carlos y yo cogimos el avión a las 10:15 de la mañana, la verdad es que en un principio fuimos por separado pero en el mismo avión. Llegamos a Rotterdam a eso de las 12:15 (según mi billete de avión, no recuerdo la hora exacta de la llegada) del medio día, (fin de la jornada laboral mañanera allá) y nada más salir nos esperaba Giovanni con un cartel en un trozo de cartón el cual ponía "PABLO NERUDA" y, me da lástima decirlo, pero el pobre tenía cara de un bulldog, sí, una cara demasiado larga hasta que nos vio, momento en el que se le iluminó la cara y empezó a sonreír, cosa con la cuál nuestra llegada se hizo más amena, nos ayudó y nos llevó e coche hasta el hostal donde el cual nos hospedábamos a falta de apartamento o habitación.


Nada más llegar tuvimos que usar el inglés, teníamos una corazonada acerca de que Giovanni iba a saber algo de Español, pero resultaba que no, así que tuvimos que hablar inglés desde que llegamos allí. Personalmente yo pensaba que iba bien, y sinceramente, en mi humilde opinión, con mi escaso nivel de inglés pude defenderme, no es que fuera con un B2, es más, yo acabé el grado medio y con ese inglés fue con lo que pude defenderme. Aprendí mucho, pero a veces mi gramática era muy limitada. A veces era algo frustrante, pero poco a poco fui aprendiendo más y más, al final acabé hablando inglés por los codos.

Giovanni resultó ser un hombre muy encantador, desde el principio siempre había un tema de conversación interesante, como la música, le gustaba el rock, o sus hijos, que resultaba que su hijo menor se llamaba igual que el batería de Metallica. Siempre predispuesto a prestarnos ayuda siempre que nos hacía falta, o haciendo de traductor de holandés. Era agradable verlo con su mochila, era una de estas personas las cuales no puedes evitar adorar, era mono, mono de abrazarlo, de darle un beso en la frente.
Muchas veces pienso que debíamos habérnoslo llevado de fiesta, seguro que de fiesta sería un personaje de mucho cuidado. 

La empresa la cual yo trabajé, Ibérica La Española, fue una agradable estancia, tanto en lo personal como en lo laboral, mi jefe Jörn medio noruego, y orgulloso de ello, y medio holandés, resultó ser una gran persona, admiré su dominio del Español, Noruego, Alemán, Holandés, e inglés que tenía para hablar, a veces comportándose conmigo casi como un padre, como si fuera alguien más de su familia, persona del cual aprendí mucho, un líder nato, una persona que siempre estaba haciendo algo, no era el típico jefe que te manda hacer algo y mientras el jefe está sentado comiendo, bebiendo o fumando, frente a su ordenador, él también hacía cosas, y yo con él, aprendiendo de su iniciativa, de su carácter controlador obsesivo, pero si no tienes esa actitud frente a una empresa, esta irá a la quiebra, aprendiendo a ver cómo se comporta una persona trabajadora, una persona que se había deslomado para llegar donde él quiso llegar, admiro a ese hombre, me pegó su manera de ser, una persona incapaz de estar quieta, siempre pensando el siguiente paso, y actuando en ocasiones él mismo frente a ese paso.
Mi jefa, Montse, era una catalana, que vivía en Holanda desde que tenía 14 años, más holandesa que catalana para ser exactos, una mujer encantadora, con una forma de ser muy alegre, agradable, y divertida, me gustaba mucho hacerla reír contándola mis anécdotas familiares, sabiendo unas complicaciones en cuanto a enfermedades muy fuertes que pasó, esa mujer era muy alegre, y la admiro por ello, sabía tratar a los clientes, y estos, la querían, era una mujer muy querida por las demás personas, me sorprendió su manera de conservarse, siendo una sexagenaria parecía una mujer madura de unos cuarenta y tantos años. También dominaba no sé cuantos idiomas, portugués, inglés, holandés, catalán, castellano, no recuerdo exactamente si sabía noruego, pero seguro que sabía, un dialecto ruso si no me equivoco también sabía, y alemán creo que también, una mujer que a veces también me trataba como una madre, incluso me daba comida para que comiera los fines de semana, jamón, chorizo, salchichón, unas latas de fabada, y tinto de verano, la adoraba por ello. Me encanta la comida.

El trabajo era un no parar continuo, siempre tenías que estar haciendo algo o buscar algo que hacer, allí aprendí o mejor dicho, puse en práctica el tema de la puntualidad más puntual que existe, al principio siempre era llegar 15 minutos antes de la hora de entrar al trabajo, a veces llegando incluso antes que el jefe llegara, a las 9 exactamente entraba, luego me permití el lujo de llegar algo más puntual, a veces menos 10, en alguna ocasión llegando lo más tarde como a las 9 exactamente, pero normalmente llegaba temprano, tiraba el agua de los refrigeradores, me tomaba un café y me ponía a hacer algo, llenar botellas de vino, cortar embutido para los clientes, aunque me parece que eso no entraba en mi programa de aprendizaje, aprendí a usar esas máquinas tan chulas de las charcuterías, colocar los productos del almacén en la tienda, hacer pedidos, ponerme con el ordenador a hacer pedidos, limpiar la tienda, aconsejar a los demás clientes sobre jamones, vinos, normalmente en cuanto al jamón me gustaba colocar el segundo más caro de la tienda, un gran reserva deshuesado que teníamos, pero es que personalmente, era el que más me gustaba, incluso más que el pata negra, limpiar el almacén, no se me caían las manos en ese aspecto, si quería aprobar, tenía que hacer todo para aprobar, a veces incluso mi jefe no quería que hiciese algunas cosas porque mi salud estaba en peligro, como las máquinas esas de charcutería, pero yo aún así lo hacía, era entretenido, me lo pasaba bien con mis compañeras de trabajo, medio españolas, y medio holandesas, había una, Arantxa, estaba como una cabra, pero eso me parecía increíble, porque yo también lo estaba, entonces la risa era continua, Natali era más tranquila, pero aún así me lo pasaba también bien con ella, normalmente se reía de mi actitud de niño a la hora de decirla algo.

A la hora de mi estancia, Halloween era impresionante, no es como en España, allí quien va disfrazado por lo general es el que se va de fiesta, y las fiestas, las fiestas es algo más tirando a bar, cerveceo y amigos, los bares están abiertos hasta bien tarde, las fiestas de discoteca son un desparrame total, estaban bien, pero para irse de fiesta a lo spanish, debías tener dinero, y para ir de fiesta a lo holandés, también, el SinterKlass, es como los reyes magos sólo que ellos lo celebran el 5 de Diciembre, y está San Nicolás, que va desde España hasta Holanda a dar regalos a los niños, o como lo denominan allí "SinterKlass" acompañado de su fiel ayudante "Zwarte Pete" un negro ayudante que tiene, eso sí, todos los niños quieren al negro, y yo obviamente me denomino fan suyo, en este festejo es una ternura completa ver a los niños disfrazados de este negro, muy bonito día, en el cual mi jefe me regaló un bizcocho típico de allí, y las navidades, allí no tienen demasiados días festivos, así que si quieres hacer algo, es mejor que lo hagas los fines de semana, me sorprendió la cultura, el apoyo y el protagonismo que tiene la música y la cultura, es importante para ellos, Rotterdam huele a jazz, la manera de ser de los holandeses, tan honrados y buena gente hace que la gente que conozco deje un poco de desear, como se dice, hay de todo en todo lugar, pero por lo general son buena gente. La primera semana conocí un alemán que hablaba mejor español que yo mismo, allí en Holanda te puedes encontrar todo lo que te gustaría encontrarte. El día a día se hace interesante, llega un momento en el cual te sientes demasiado maduro en tu vida.

Me costó irme de allí, un lugar el cual tuve una de las etapas más bonitas de mi vida, dónde aprendí a estar más en contacto conmigo mismo, pero tampoco todo fue bonito, es más, para quien lea esto, que sepa que cuando volví a España corté con mi novia, la distancia nos llevó a hacerlo debido a discusiones, eché de menos a mis padres y amigos, pero lo que gané compensaba todo, llegué a convertirme en la mano derecha de mi jefe, llegué a conocer mucha gente, aprendí a hacer muchas cosas, llegué lejos en cuanto a lo que se denomina madurez,  reflexioné mucho más,  llegué a ser más responsable, verte solo frente al mundo es una experiencia que te hacer ver la vida de otro modo, tener que buscarte la vida, sustituir el gimnasio por la calle, y tener que salir a correr con tus zapatillas, dejar de fumar porque el dinero es lo importante, fumando sólo en ocasiones de fiesta, aprendes más de lo que esperas, aprendes más que un idioma, en mi caso, aprendí mucho inglés, y también aprendí holandés, aprendes más que en la escuela, aprendes a ser una persona madura, aprendes a ser tu contra el mundo, aprendes a ser más fuerte, tanto física como emocional, aprendí a que la vida es dura, y no tuve otra opción que echarle huevos, ser maduro, tener cabeza, y comportarme como se dice popularmente "como un hombre" aunque yo prefiero decir, como una persona que no tiene miedo. Después de esta experiencia, yo volvería a repetirlo una y otra vez, a pesar de mis discusiones vía whatsapp con mi ex novia, o la nostalgia de echar de menos a tu gente, por volver a ver a esa gente, volvería a hacerlo, y revivir de nuevo todo aquello que aprendí.

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